El telar de lana Flor de algodón y zorrito

Mientras esperamos impacientes que las flores campestres vuelvan a colorear los caminos recorridos en bicicleta, disfrutamos con estas otras tan delicadas de algodón natural.

El color contrastado de las ramas se conjunta de maravilla con nuestras cañas de bambús de colección Chimonobambusa Tumidissinoda, y el cervatillo nacido del crochet durante el invierno nos susurraba que le apetecía un telar inspirado en sus colores antes de irse a su nuevo hogar en la Haute-Savoie.

Nos lo puso fácil con el degradado de azules, así que esta vez mezclé las lanas con el bonito trapillo que me recomendó Luz de Mimarinita: es muy denso, mate, regular en toda su anchura, sin imperfecciones y solo encontré un nudo en todo el ovillo. ¡Se merece su nombre de Premium!

Remates

Se trata del mejor momento y también el que más tiempo lleva: cortar, igualar, rematar los hilos, descolgar el telar de su bastidor y llevarse la sorpresa, escoger los pequeños tesoros para colgarlos… ¡el cervatillo está feliz!

Zoom sobre el tapiz

La parte del tisaje en blanco está tejida con el texturizado y precioso punto de chevrón que quedá también muy bien en el revés donde colocamos la firma de la mano MelMelo en una pieza de madera.

Listo para colgar

Al ser más pesado que la lana, el trapillo le da una buena cáida-aplomo al conjunto, ¡cómo nos gusta!

Un zorro (otro más, son tan bonitos) en madera de bambú gravada al láser corretea feliz; a mis aplicadas alumnas les ha encantado inspirarse de este modelo para realizar el suyo y en el taller me alegré al comprobar que también le llamó la atención a un jóven que vino a ver tejer a su madre. Quizás se apunte un día y podamos presumir de tener al primer hombre en los talleres de tisaje.

Espero que os haya gustado :), podéis encontrarlo en la Boutique.

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Os deseo una muy buena semana primaveral.
Besos, M.